Bioconstrucción no es nada nuevo. Podemos decir que nuestros antecesores ya vivían en casas ecológicas, aunque muchas veces exentas de los adelantos y comodidades que podemos disfrutar hoy en día. Fue la revolución industrial la que llevó a la construcción hacia lo que es hoy: un mundo de cemento y hierro.

Pero entonces… ¿Debemos renunciar a un hábitat sano y natural en aras de una vivienda moderna adaptada a las necesidades de hoy? ¡Claro que no! Una vivienda ecológica puede disponer de los mismos adelantos que una convencional y con algunas ventajas, además de unos materiales mas sanos: estas ventajas se centran en un mayor ahorro energético (para ello aplicamos la arquitectura bioclimática), lo que conlleva a un menor impacto medioambiental de nuestra casa y una reducción del tiempo de mantenimiento de la vivienda y a un ahorro energético que se notará en nuestro bolsillo.

La bioconstrucción es una rama de la construcción y una especialidad de la arquitectura, tiene como finalidad el levantamiento de edificaciones que sean respetuosas con su entorno y que se integren al mismo. Para lograrlo, hay que conocer la naturaleza y el área en el que se va a edificar, a la sociedad a la que servirá y el uso que se le va a dar.

Los edificios construidos mediante técnicas de bioconstrucción no solo son beneficiosos para la salud. También son cómodos para quienes tienen que vivir o trabajar en ellos. Al no tener componentes contaminantes ni tóxicos entre los materiales con los que se ha fabricado, el aire que circule en su interior tendrá mejor calidad. Son edificios saludables, que proporcionan mucho bienestar a quienes los ocupan. Por eso, además de en la salud física de las personas, que se ven libres de componentes tóxicos y dañinos, la bioconstrucción también tienen un impacto positivo en lo mental.

El Instituto de Biología de la Construcción + Sostenibilidad (IBN – Institut für Baubiologie + Nachhaltigkeit) propone veinticinco criterios para la bioconstrucción. Conviene tenerlos en cuenta para poder optimizar al máximo la salud de nuestro hogar y la nuestra propia.

Clima interior

  1. Reducir el uso de sustancias contaminantes e irritantes y aportar suficiente aire fresco con la ventilación adecuada.
  2. Reducir la presencia de hongos tóxicos, levaduras y bacterias, polvo u otros alérgenos.
  3. Utilizar materiales con olor neutro o agradable.
  4. Minimizar campos electromagnéticos y ondas de alta frecuencia.
  5. Priorizar el calor radiante para calefacción.

Materiales de construcción y equipamiento

  1. Utilizar materiales naturales, no tóxicos y con la menor radiactividad posible, como el barro cocido.
  2. Garantizar una proporción equilibrada entre aislamiento térmico y acumulación de calor, así como entre temperatura superficial y del aire interior.
  3. Usar materiales higroscópicos. La higroscopicidad es la capacidad de un material de absorber o emitir humedad al aire, por tanto, se consigue el equilibrio de humedad en los ambientes interiores.
  4. Minimizar el contenido de humedad de obra nueva.
  5. Optimizar el acondicionamiento y aislamiento acústico de los espacios (incluidos los infrasonidos).

Diseño interior y arquitectónico

  1. Observar proporciones y formas armoniosas.
  2. Estimular percepciones sensoriales: vista, oído, olfato y tacto.
  3. Favorecer unas condiciones de iluminación y espectro cercanos a la luz natural y usar lámparas sin parpadeos.
  4. Considerar conocimientos de fisiología y ergonomía, es decir, que nuestra casa esté preparada físicamente para nuestro cuerpo y sus necesidades físicas.
  5. Promocionar la cultura edificatoria y artesana local y regional.

Medio ambiente, agua y energía

  1. Minimizar el consumo de energía y usar fuentes renovables.
  2. Al construir o reformar, evitar impactos negativos en el medio ambiente.
  3. Conservar los recursos naturales y proteger la flora y la fauna.
  4. Favorecer sistemas de construcción locales, elegir materiales y ciclos de vida con el mejor balance ecológico posible.
  5. Asegurar la calidad del agua potable más óptima posible.

Hábitat ecosocial

  1. Diseñar infraestructuras con una combinación de usos equilibrada: distancias cortas a centros de trabajo, transporte público, escuelas, comercios, etc.
  2. Favorecer una forma de habitar que satisfaga las necesidades humanas y proteja el medioambiente.
  3. Proveer de suficiente espacio verde a áreas residenciales rurales y urbanas.
  4. Fortalecer la autosuficiencia local y la participación de redes y proveedores de servicios locales.
  5. Seleccionar emplazamientos para la construcción que no estén contaminadas por residuos nocivos, fuentes de radiación, polución y ruido.

Cumplir con todas estas pautas no siempre es factible, pero podemos hacer lo posible para lograr todas las que podamos de manera individual. Si no quieres olvidar estos 25 principios de la bioconstrucción, puedes descargar la infografía oficial de IBN en PDF. Infografía

Y si quieres cuidar el medio ambiente y te apasiona la construcción saludable y sostenible, fórmate con nosotros  y conoce con mayor profundidad este tipo de temas para aplicarlos de manera práctica en tu entorno inmediato.